14 de noviembre de 2013

Enigmáticas escrituras del pasado ¿Podremos algún día descifrarlas? (Nov 2013)

Lineal A
¿Por qué surgen las escrituras?, ¿cuáles fueron sus orígenes?, ¿cuáles fueron las primeras conocidas en surgir? Daremos un repaso por los primeros alfabetos alrededor del mundo conocidos, y los que aún quedan por descifrar. Hablaremos del estudio sobre palabras de 15.000 años de antigüedad en familias lingüísticas actuales que no parecían estar relacionadas, lo que podría arrojar luz sobre un posible origen común de esas lenguas actuales y por tanto de las escrituras. Palabras de la Edad de Piedra que aún utilizamos, y que podrían ser la clave a algunos de los grandes enigmas lingüísticos de hoy en día.
La aparición de la escritura responde a una necesidad del Hombre de transmitir conocimientos, fijar las tradiciones de los pueblos antiguos, y comunicarse entre sí. Pero su surgimiento no fue una explosión, sino un largo proceso, que tal vez comenzó con los  primeros símbolos dejados en las rocas, fragmentos de piel, madera o hueso, durante el Paleolítico, y que poco a poco se fueron convirtiendo en pictogramas e ideogramas, ideas y conceptos con un significado establecido, y que comenzaron a aparecer de forma recurrente. Desde hace decenas de miles de años aparecen estos símbolos que se repiten una y otra vez, en espacios geográficos y temporales muy distantes. Espirales, cruces, escaleras, ángulos, círculos, semicírculos, manos en negativo y positivo, líneas serpenteantes, zigzags… Todos los símbolos, sea cual fuere su origen y el por qué de su recurrencia, responden a la misma necesidad: perpetuar la memoria de los antepasados, transmitir esos conocimientos, y comunicarse entre sí, a través de símbolos en el arte paleolítico, que dieron lugar a signos recurrentes en las primeras escrituras, y a palabras similares en los alfabetos modernos… Incluso unas 700 lenguas que hablamos hoy en día en Europa y Asia, de 7 familias lingüísticas que antes creíamos completamente independientes, parecen, según nuevos estudios, estar relacionadas entre sí, tener un origen común (gracias al descubrimiento de la pervivencia de algunas palabras de hace 15.000 años), de una lengua a la que se le ha llamado protoeuroasiático. ¿Nos ayudarán estos estudios a descifrar las docenas de alfabetos antiguos que aún nos quedan por descifrar?
Lineal A
Pero estos símbolos paleolíticos ¿serían antecesores de la escritura? Todavía no tenemos una respuesta cierta a este problema, pero lo que sí parece muy posible, es que sean el paso previo de la escritura. Es muy probable que estos símbolos, primeros intentos de comunicación, hayan derivado y evolucionado hacia los alfabetos. Y los más antiguos, al igual que los símbolos del arte paleolítico, comparten infinidad de signos. El Vinca (de parte de la actual Europa del Este, 4000 a.C.), el de la cultura Banpo (de China, 4700 a.C.), el de la cultura macedónica (de Grecia y Anatolia, hasta 7000 a.C.), el sumerio (escritura cuneiforme de Sumeria, sur de Mesopotamia, IV milenio a.C.) y los proto-griegos (hasta 5250 a.C.), son los alfabetos considerados más antiguos. Todos, presentan signos que se repiten. Pero el problema para su desciframiento, es que la mayoría corresponden a lenguas desaparecidas, y en estos casos, sin conocer el valor sonoro e ideográfico de los signos, sólo la existencia de textos bilingües o trilingües, como en el conocido caso de la piedra de la Rosetta, podría abrir una puerta a su estudio. ¿Tendrán estos alfabetos un origen común? ¿Serán producto pues, de migraciones e intercambios? ¿O se deberá, tal vez, a una estructura cerebral cognitiva universal, relacionada con la ingesta de sustancias psicoactivas, como podría ser el caso de los símbolos paleolíticos? Tal vez si pudiéramos descifrar algunos de los que aún no comprendemos, podríamos responder a algunas de estas preguntas. Veamos unos cuantos de ellos.
Tablilla de Dispilio. Vinca

1. Alfabetos en Europa: escritura Vinca, Lineal A, el disco de Festos, los signos de Huelva, las estelas tartésicas, la inscripción de Sitovo, Glozel, Alvão y el manuscrito Voynich
Escritura Vinca (Rumania y Serbia). También llamada escritura europea antigua, es un sistema de símbolos inscritos en artefactos prehistóricos que datan del período neolítico, encontrados por Zsófia Torma en el sureste de Europa, actual Rumania (Tordos, 1875) y Serbia (Vinca, 1908). Más tarde, siguieron apareciendo objetos con signos similares en otras partes de Europa, como Grecia, Bulgaria, Macedonia, Hungría, Moldova, Ucarania y Yugoslavia. Algunos expertos opinan que los símbolos podrían representar mensajes, pero sin formar una escritura propiamente dicha. El debate es muy relevante, pues algunas vasijas encontradas con este lenguaje pertenecen a la cultura Vinca, que vivió en la zona entre el 6000 y 4000 a.C., que situaría esta escritura casi 1000 años antes al considerado de momento primer registro de lengua escrita, la sumeria.
Lineal A (Grecia). En 1893, el arqueólogo británico Sir Arthur Evans compró unas rocas antiguas con misteriosas inscripciones en un mercadillo de Atenas. En un viaje posterior (1900), en las excavaciones que se llevaban a cabo en Cnosos, en la isla de Creta, el arqueólogo reconoció uno de los símbolos de su reciente adquisición y comenzó el estudio de la escritura grabada en tablillas descubiertas en varios sitios de la isla. Evans halló dos sistemas diferentes, a los cuales llamó Lineal A y Lineal B respectivamente. Mientras que el Lineal B fue descifrado a principios de los 50 (resultó ser la representación de una temprana forma del griego), el Lineal A aún no ha podido ser descifrado. 
Signos de la escritura Vinca
Disco de Festos
Disco de Festos  (Creta, Grecia). Hallado en una excavación arqueológica en Creta, en 1908, es un disco de arcilla cocida de unos 20 cm de diámetro, con inscripciones desconocidas (realizadas por presión con sellos en la arcilla blanda) y aún no descifradas, por las dos caras, y datación incierta que oscila entre 1500 y 1700 a.C. La función del disco es desconocida, pero podría tratarse de un calendario astronómico, una carta de navegación, un juego de mesa, o un objeto mágico-religioso. Los signos son diferentes a los de cualquier otra escritura conocida. Las excavaciones en Creta también revelaron un tercer sistema de escritura, con símbolos que lucían más como imágenes que como aquellos de los escritos lineales. Algunos de estos símbolos son similares a los elementos de Lineal A. Se  asume que esta escritura “jeroglífica” se desarrolló hasta llegar a Lineal A, y que ambos sistemas convivieron en el mismo periodo de tiempo. A pesar de su nombre, no se trata precisamente de un sistema de escritura pictórico, sino que, juzgando por el número de símbolos que conocemos (unos cien), es un silabario. Sin embargo, es tan poco el material que se conserva y su contenido es tan breve y recurrente que es prácticamente imposible descifrarlo de momento. Se desconoce, por tanto, la lengua que se esconde detrás de esta escritura.
Pulidor de Huelva con signos
Piezas con signos en Huelva (España). En el Museo Arqueológico de Huelva llaman la atención algunos objetos expuestos: un útil redondeado (probable pulidor de puntas de flecha) y una especie de navecilla, ambos expuestos en la vitrina correspondiente a la época megalítica española, que suele datarse en los milenios V-IV- a. C (5000-4000a.C., o más tarde, según las teorías). Lo que hace excepcionales dichos objetos, es que en ellos se observan signos de dos escrituras diferentes. Sin embargo, la cronología de éstos, según su contexto arqueológico no violado, dada por sus descubridores, los arqueólogos Carlos Cerdán y el matrimonio alemán Leisner, es de los milenios IV-III a.C., lo que haría imposible afirmar que presentan signos de escritura, ya que la más antigua conocida en la Península Ibérica es la fenicia.
Signos de las estelas tartésicas (España y Portugal). Cualquier hipótesis que se plantee sobre estos monumentos entraña una gran dificultad debido a la falta de datos bien elaborados acerca del contexto económico, social y político de los tartesios. El sistema de escritura tartésico o turdetano es consonántico y fue usado aproximadamente desde el 700 al 200 a.C. El sentido de la lectura es de derecha a izquierda. Algunas de las estelas más conocidas son la inscripción de Espanca (contiene dos alfabetos tartésicos de 27 signos cada uno, escritos uno encima del otro), la estela de Almoroquí (la inscripción más breve en escritura tartésica, pues consta de solamente 13 letras divididas en dos palabras) y varias de la zona del Algarve portugués, que ha sido especialmente rica en yacimientos epigráficos tartésicos. Sobre el origen del sistema de escritura tartésico se ha especulado mucho y se han propuesto diversas procedencias: los silabarios lineales de Creta y Chipre, por un lado, y la influencia fenicia, por otro. 
Estela tartésica de Logrosan

Estela tartésica de Herdade

Inscripción de Sitovo (Bulgaria). En 1928 un grupo de leñadores encontró unas marcas talladas en la pared de una cueva cerca de la localidad de Plovdiv, Bulgaria. Al principio pensaron que las marcas podrían indicar la presencia de un tesoro escondido, pero no encontraron nada en el lugar. Pronto este hecho llegó a oídos de arqueólogos locales, quienes organizaron una expedición para echar un vistazo al singular hallazgo, dirigidos por Alexander Peev. El servicio de inteligencia búlgaro siguió de cerca la aventura de los arqueólogos, ejecutando al líder, acusándole de agente secreto soviético. Una de las evidencias utilizadas en su contra, fue un extraño mensaje codificado que había enviado a Kiev (de hecho, una copia de la inscripción hallada en la cueva y enviada a sus colegas soviéticos para analizarla). La inscripción de Sitovo consiste en dos líneas de 3,4 metros de largo, conteniendo signos de 40 centímetros, datados en el 1200 a.C. No está claro qué lenguaje representa, pero el tracio, el celta, el macedonio, el frigio, y el eslavo, son algunas de las posibilidades que los expertos han considerado. Los más escépticos sugieren que solo se trata de una caprichosa formación rocosa. 
Signos de Glozel
Glozel y Alvão  (Francia y Portugal). Entre 1895 y 1903 fueron encontrados en Alvão, junto a un dolmen, una serie de piedras esculpidas con formas antropomorfas y zoomorfas, y grabadas con signos parecidos o idénticos a los de Glozel (1924-1941, Vichy, Francia), las cuales fueron datadas (en los años ‘70) con análisis radiocarbónicos y de termoluminiscencia que remontan el hallazgo a 17.000 años. La antigüedad de las piedras de Alvão, emanada de analítica realizada a partir de 1927 (por el interés despertado después de los hallazgos de Glozel), parecía ser de al menos 4.000 años. Sus signos fueron inicialmente identificados como iberos-tartésicos, pues comparten 22 signos idénticos, y 14 de ellos se encuentran también en los hallazgos de Glozel. Las piezas pueden ser auténticas en su mayoría, pero las dataciones son muy dudosas, realizadas en su mayoría muy posteriormente a los hallazgos (en ambos casos), por lo que las piezas ya estaban muy manipuladas y contaminadas. De no serlo, estaríamos ante la evidencia de que no es el fenicio la lengua madre sino el ibero-tartésico (Platón -sobre los atlantes- dice que ya conocían la escritura y Herodoto -sobre los turdetanos- que conservaban textos escritos de hace 6.000 años). Las piezas de Glozel se encuentran en el Museo Glozel (L’Âllier, cerca de Vichy). Fueron hallazgos importantes, pero de una época en que los métodos y las técnicas no eran tan fiables como actualmente, lo que los situaría como dudosos, al menos en cuanto a cronología se refiere.
Manuscrito Voynich
Manuscrito Voynich
Manuscrito Voynich (Italia). Ha confundido y fascinado a partes iguales a los investigadores desde que el vendedor de libros Wilfred Voynich lo encontró en un monasterio italiano en 1912. Es un libro ilustrado con ninfas desnudas, plantas inidentificables, y diagramas astrológicos, escrito por un autor desconocido, en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, datado entre 1404 y 1438 según análisis radiocarbónicos. Ninguno de los criptógrafos profesionales ni aficionados que han abordado su estudio, han conseguido descifrar una sola palabra. Cumple la ley Zipf, según la cual, en todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición -más veces, más corta-, siendo el uso de la lengua lo que determina la ley. Pero es prácticamente imposible que hace 500 años la ley fuese conocida, ya que fue enunciada varios siglos más tarde. Por lo tanto, aunque este patrón es similar a otros de lenguas conocidas, varios estudios recientes sugerían que el libro era un claro fraude del siglo XV, muy elaborado y diseñado para timar a los coleccionistas de libros del Renacimiento. Recientemente dos físicos de la Universidad de Manchester sometieron el manuscrito a un sistema de análisis sobre la entropía de sus palabras. El estudio sugiere que el texto comparte características con lenguas auténticas, pudiendo contener incluso mensajes codificados.
Detalle de sello del valle del Indo
2. Alfabetos de Asia: tablillas del valle del Indo, el protoelamita y la piedra de Singapur

Valle del Indo (Pakistán). Son tablillas y sellos de piedra, barro, cobre, bronce, o hueso, encontrados principalmente en los yacimientos de Harappa y Mohenjo-Daro, que presentan breves secuencias de signos (llamados técnicamente alógrafos) vinculados a la cultura del valle del Indo (que se desarrolló entre el III y II milenio a.C.), y ha sido imposible descifrar su significado a pesar haberse encontrado más de 4000 objetos con inscripciones en esta lengua. Junto a los símbolos, aparecen representaciones de animales (cebúes, búfalos, rinocerontes), tigres, elefantes) y criaturas fantásticas (unicornios, seres tricéfalos). Es curioso que no aparezcan animales muy típicos del escenario campestre de la zona. Existen algunos expertos que incluso dudan que sea un sistema de escritura, como por otro lado probablemente pase con todos hasta que se consigan descifrar.
Protoelamita (Irán). El protoelamita fue un idioma escrito que se utilizó en lo que hoy es Irán, desde el año 3200 hasta el 3000 a.C. aproximadamente, estando en vigor durante solo 200 años. Se han catalogado cerca de 1000 símbolos, por lo que se piensa que el sistema de escritura estaría (al menos en parte) basado en logogramas, siendo el idioma que se transcribía desconocido. Eruditos de la Universidad de Oxford dirigidos por Jacob Dahl, recientemente han solicitado ayuda al público para descifrar lo que sería el lenguaje escrito más antiguo, mostrando en imágenes tablillas de arcilla cubiertas de símbolos protoelamitas. Una de las razones por las cuales estas tablillas han sido tan difíciles de decodificar es que están llenas de errores, haciendo difícil la tarea de encontrar patrones. Los estudiosos esperan que a través de la colaboración abierta de la gente se puedan hallar algunas pistas. Algunos rasgos de este sistema ya han sido desentrañados, pero entre el 80 y el 90 por ciento de los signos sigue sin ser descifrado. 
Inscripciones de Wadi el-Hol
Signos del valle del Indo
Piedra de Singapur (Singapur). En 1819, unos trabajadores descubrieron una gran losa de arenisca en el río Singapur, mientras despejaban de árboles la jungla. Pudo ser estudiada brevemente, antes de que fuera volada con explosivos con el objetivo de hacer espacio para una fortaleza de protección a un asentamiento británico cercano. Los fragmentos que no terminaron en el fondo del río, se utilizaron para pavimento de una carretera, mientras que otros pocos fueron rescatados. A pesar de numerosos intentos, la escritura de la losa aún no ha sido descifrada, y se ha sugerido que el lenguaje representado podría ser tamil, kawi, antiguo javanés o sánscrito. La losa podría estar relacionada con una leyenda del siglo XIV que cuenta que un hombre fuerte llamado “Badang” arrojó una gran piedra a la boca del río Singapur, y su muerte, el rajá envió dos pilares para ser colocados sobre su lápida. La piedra (lo que quedó de ella), es actualmente exhibida en el Museo Nacional de Singapur.
Signos de Glozel
3. Alfabetos de África: los graffitis de Wadi el-Hol
Graffitis de Wadi el-Hol. Hasta el descubrimiento de dos inscripciones (graffiti) en Wadi el-Hol, Egipto, en 1999, se sostenía que los comienzos de las escrituras alfabéticas podían ser rastreadas hasta alrededor del 1600 a 1500 a.C. con los fenicios. Sin embargo, este descubrimiento revela que, anteriormente al alfabeto semítico que se desarrolló en Siria-Palestina, fue desarrollado por un pueblo de lengua semita que vivía entonces en Egipto, lo que reforzaría la hipótesis de que debieron haber sido las secuencias de signos de Egipto las que influyeron en los alfabetos semíticos tempranos o proto-sinaíticos. El hallazgo de estas inscripciones en territorio egipcio, estudiadas por John Darnell (Universidad de Yale), aunque siguen siendo más semíticas que egipcias, y aunque probablemente hayan sido grabadas por mercaderes no egipcios, ha reavivado el interés por saber si los pueblos de palestina habrían inspirado su alfabeto en jeroglíficos egipcios y escrituras de Mesopotamia. Pero aún no ha podido ser descifrado.
Bloque de piedra Olmeca
4. Alfabetos de América: los signos olmecas y la piedra de Sacsayhuamán
Escritura Olmeca (México). En 1999, el sistema de escritura de esta cultura olmeca fue revelado cuando constructores de una carretera desenterraron fortuitamente un bloque de piedra (36 cm de largo, por 21 de ancho y 13 de grosor) con inscripciones, llamado bloque de Cascajal. La tabla muestra 62 símbolos, algunos representando elementos de la naturaleza como vegetales, peces o insectos, y otros elementos abstractos. La repetición cuatro veces de algunos de ellos (frecuencia y secuencialidad), indicaría que se trata de un tipo de escritura con presencia de sintaxis. Se ha datado en el 900 a.C. (lo que la haría la evidencia escrita más antigua de América), y todos sus lados son convexos, excepto la parte de la escritura que es cóncava, sugiriendo que pudo haber sido tallado o pulido y escrito nuevamente. Pero el fragmento es corto, y sin otras evidencias es muy poco probable que pueda ser descifrado.
Piedra de Sacsayhuamán (Perú). En Sacsayhuamán aparece expuesta una pidra caliza grabada con signos geométricos que nadie sabe decir exactamente a qué cultura pertenece o de qué época se trata.
Tablilla rongorongo "La Hendida"
5. Alfabetos de Polinesia: las tablillas rongorongo
Rongorongo (Isla de Pascua). Cuando los misioneros llegaron a la Isla de Pascua en los 60, se encontraron con unas extrañas tablillas de madera con símbolos grabados en ellas. Al preguntarle a los nativos rapanui lo que significaban las inscripciones, éstos respondieron que nadie lo sabía, ya que los esclavistas provenientes del Perú se habían llevado de la isla a todos los hombres sabios. La escritura rongorongo alterna direcciones; se lee una línea de izquierda a derecha, y luego se voltea la tablilla 180 grados para leer la siguiente línea. A este sistema se le llama bustrófedon. Parece que es la única escritura estructurada de Oceanía, aunque falta todavía un desciframiento fiable para comprobarlo. Los símbolos o ideogramas vienen tallados a lo largo de ranuras hechas con antelación al grabado en los artefactos de madera, y son de una altura media entre 9 y 14 mm. Parecen representar seres antropomorfos y zoomorfos en diversas posturas, otras criaturas de fantasía que se asemejan a las aves, a las plantas y a otros animales terrestres y acuáticos, objetos celestes, así como también objetos geométricos y pequeños anzuelos, entre otros.
Tablilla rongorongo "Aruku Kurenga"
Signos de Glozel
¿Palabras de 15.000 años de antigüedad en familias lingüísticas actuales no relacionadas?
Hasta ahora se creía que la permanencia de palabras antiguas no sobrepasaba los 9.000 años. Sin embargo, nuevos estudios lingüísticos, identifican en nuestros idiomas actuales, palabras de 15.000 años de antigüedad. Mark Pagel, profesor de biología de la Universidad de Reading (Reino Unido), ha realizado estudios lingüísticos que doblan la permanencia de palabras antiguas en nuestros idiomas contemporáneos. Tradicionalmente se ha considerado que las palabras no podían permanecer en una lengua más de 8.000 o 9.000 años. La razón esgrimida, era que la evolución y los préstamos de otras lenguas llevaban a las palabras antiguas a la extinción. Sin embargo, el nuevo estudio dirigido por Pagel, sugiere que eso no es una regla inamovible, ya que algunas palabras podrían haber pervivido más de 15.000 años en idiomas pertenecientes a distintas familias lingüísticas, que hasta ahora no parecían estar relacionadas. Es bien conocido, que palabras de la misma familia lingüística, como el Indo-Europeo (“father”, “padre”, “pere”, “pater” y “pitar”, en inglés, italiano/español, francés, latín y sánscrito respectivamente), presentan grandes similitudes. Pero el estudio de Pagel, presenta una lista de nombres, verbos, adjetivos y adverbios, que han sobrevivido, relativamente poco alteradas, durante 15.000 años, en familias lingüísticas muy alejadas entre sí. Además, según los investigadores, las que se reemplazan con menos frecuencia (una vez cada 10.000 años o más), son las utilizadas más de una vez entre mil en el lenguaje cotidiano. Entre ellas se encuentran vocablos muy comunes como: “madre”, “mano”, “ladrido”, “no”, “qué”, “oír”, “dar”, “yo”, “nosotros”, “vosotros” y “hombre”, pero también algunas sorpresas, como “fluir”, “ceniza” y “escupir”. Palabras, que han permanecido casi con el mismo sentido y sonoridad que tenían entonces. Para demostrarlo, han registrado algunas de estas palabras, en diversos grupos lingüísticos. 
Disco de Festos
La presencia en idiomas modernos de estas palabras tan antiguas parece indicar que unas 700 lenguas contemporáneas compartirían orígenes. Estos idiomas no solamente son hablados por más de la mitad de los habitantes del planeta, sino que pertenecen a siete familias lingüísticas totalmente diferentes, como la indoeuropea (a la que pertenece el español), la altaica (en la que se encuentra el turco) o la dravídica (con presencia en el sur de la India). Es la primera vez que los lingüistas logran trazar, para lenguas tan dispares, un origen común, que han acordado llamar protoeuroasiático, lengua, de la que por supuesto, nunca se ha escuchado ni una palabra, y además, no está escrita. Pero según el investigador británico, esta lengua ancestral fue hablada alguna vez alrededor de las hogueras por nuestros antepasados. Las investigaciones precedentes de Mark Pagel demostraron la evolución de 7.000 lenguas actualmente habladas en el mundo y revelaron cómo y por qué se utiliza una lengua, así como el porqué de la desaparición de algunas palabras. Sin embargo, aún quedaría algún “eslabón perdido”, ya que en total, el "proto-eurasiático" habría dado a luz “sólo” a siete familias lingüísticas, con lo que algunas de las familias lingüísticas importantes del mundo no estarían incluidas en ese linaje, como la que incluye al chino y el tibetano, varias familias de lenguas africanas, y las de los indios americanos y los aborígenes australianos. Palabras de la Edad de Piedra, que aún, utilizamos, y que podrían ser la clave a algunos de los grandes enigmas lingüísticos de hoy en día.
Piedra de Sacsayhuamán
El desciframiento de antiguas escrituras.
Al descifrar una escritura antigua, resucitamos el pasado. La historia de ciertos pueblos, como los etruscos, los olmecas o el pueblo del valle del Indo, como hemos visto, siguen en tinieblas porque no se ha encontrado la clave para entender y comprender su escritura. La escritura es una de la grandes conquistas de la humanidad, y los textos más antiguos que han llegado hasta nosotros constituyen el punto de partida de los tiempos históricos. El hombre de las cavernas sabía dibujar, copiar la naturaleza. Nos ha dejado en sus grutas numerosos testimonios de ello. Pero no sabía  escribir, es decir, representar el lenguaje por medio de signos. Y, por tanto, no conocemos sus creencias, su modo de pensar. La primera forma de escritura fue pictográfica. La escritura ideográfica, en la que cada signo expresa una idea, está muy próxima a la anterior, hasta el punto de que no se suele hacer distinción entre ellas. La escritura pictográfica no es -al menos en un principio- difícil de interpretar, sobre todo cuando los signos se parecen a los objetos designados: un barco, un sol, una espiga, un pez... Pero tiene un grave inconveniente: ¿como traducir, con un número de signos forzosamente limitado, la infinita variedad del pensamiento? ¿Como representar las nociones puramente abstractas? La escritura china es ideográfica; pues bien, antes de su reciente simplificación contaba con  50.000 signos o ideogramas, que era preciso conocer para poder escribir correctamente. Tenía tantos ideogramas como palabras tiene el español.
Detalle de tablilla rongorongo
Pero, muy pronto, los escribas sumerios empiezan a registrar no sólo cosas o ideas, sino también sonidos. Combinando signos forman palabras. Fue un avance decisivo: apareció la escritura fonética. Parece ser que la necesidad de escribir más aprisa condujo a los escribas sumerios a adoptar los signos cuneiformes (es decir en forma de cuñas). Se imprimían, con una caña cortada a bisel, en tabletas de arcilla cruda que luego se cocían. La escritura cuneiforme es más esquemática que la escritura ideográfica primitiva. A partir del III milenio a.C., la escritura sumeria se extenderá entre diversos pueblos mesopotámicos (acadios, babilonios, asirios), pero siempre conservará su doble carácter pictográfico y fonético, según los contextos. También la escritura de los antiguos egipcios tendrá este doble carácter. Apareció poco después que la sumeria, hace unos 5.000 años. Sus signos se llaman jeroglíficos (de las palabras griegas hieros, "sagrados" y glyphein, "grabar") y eran considerados por los egipcios como la palabra misma de los dioses. Los jeroglíficos egipcios tienen un aspecto muy decorativo y son más evocadores que los caracteres chinos o los signos cuneiformes sumerios. Sin embargo, al poder representar tanto una idea como un sonido, son muy difíciles de interpretar: ello explica que se tardase tanto tiempo en descubrir la clave de la escritura egipcia. Hace más de 3.000 años, los fenicios, un pueblo de marineros y comerciantes que vivían en lo que hoy es Siria y Líbano, tenían ya un alfabeto. Constaba de sólo 22 signos consonánticos, con lo que la escritura se simplificaba enormemente. Eran signos de valor puramente fonéticos. Permitían escribir ya cualquier palabra. Los fenicios difundieron el alfabeto por todo el Mediterráneo, y lo adoptaron muchos pueblos. Por ejemplo, los griegos, que le añadieron los signos vocálicos. Los etruscos lo legaron, modificado a los romanos, y estos lo propagaron entre los pueblos de su imperio. Tras una larga evolución, el alfabeto latino ha llegado hasta nosotros; el alfabeto griego dio origen al cirílico, utilizado aún hoy por los eslavos, entre ellos los rusos.
Signos de Sitovo
Hasta la invención de la imprenta por Gutemberg, hacia 1450, la mayoría de las personas eran analfabetas. Los llamados escribas o copistas copiaban una y otra vez los textos, cuya difusión era necesariamente limitada. Se entregaban a su tarea con minuciosidad; la caligrafía era un auténtico arte. Para darse cuenta de ello, basta con observar muestras de escritura tan diferentes como la de los antiguos egipcios o la que aparece en los códices miniados de la Europa medieval, los textos árabes o los japoneses. Algunos son autenticas obras de arte. Cuando la letra impresa empezó a difundirse, la instrucción hizo considerables progresos; hoy, al menos en Occidente, es difícil encontrar un analfabeto. Sin embargo, nuevos modos de fijar el lenguaje están compitiendo ya con la escritura como son las nuevas tecnologías (tablets, móviles, smartphons, etc,). Y muchas personas prefieren ver la televisión a leer un libro, llamar por teléfono a escribir una carta. Paradójicamente, tendemos a volver a la civilización de la imagen y el sonido, que era -por necesidad- la de nuestros antepasados.
Bibliografía general
Cotterell, A. Los orígenes de la civilización europea. Crítica, Barcelona, 1986
Gelb, I. J. Historia de la escritura. Alianza Universidad, Madrid, 1976
Gimbutas, M. The Language of the Goddess. San Francisco, 1989
Marshack, A. The roots of civilization: the cognitive beginnings of man's first art, symbol and notation. New York 1972, seg. ed. revisada 1992
Merlini, M. La scrittura è nata in Europa? Prehistory Knowledge Project. Avverbi edizioni, Roma, 2004
Vázquez Hoys, A.M. ¿Dónde, cómo y cuando surgió la escritura?, Revista Historia 16, Madrid, en prensa
Lecturas complementarias:

No hay comentarios:

Publicar un comentario